EL ANTÍDOTO PARA EL ESTRÉS

Estás a una inhalación de cambiar tu vida.

No os perdáis esta neuropíldora de hoy: 

 

Me disponía a terminar este artículo, y sentía una profunda opresión en el pecho. Mis pensamientos lo único que hacían era mostrarme todos los pendientes del día, la agenda apretada de las próximas semanas, lo que faltaba por recorrer…
¿No sé si te habrá pasado alguna vez?

Necesitaba hacer un ALTO a semejante alboroto cerebral y me dispuse a meditar.

Cuando estaba ahí, sintiendo en el momento presente, me di cuenta de que la solución a la opresión en el pecho estaba justo en lo que les voy a compartir. RESPIRAR.

Sí, tan solo respirar.

Es una herramienta que tenemos a disposición desde que tomamos nuestra primera bocanada de aire al nacer, hasta el último aliento.

Es nuestra aliada más poderosa y silenciosa. La que puede ayudarnos a salir del abatimiento y falta de energía, a darnos un manto de calma.

Cuando éramos bebés la respiración era automática, natural o inconsciente; la hacíamos naturalmente desde el diafragma (más completa y profunda). Eso permite al oxígeno llegar a todos los órganos y al cerebro, y por ende, tomar acciones en coherencia para dar una respuesta adecuada a las diferentes situaciones.

Cuando estamos bajo estrés, la respiración se acelera, los músculos se contraen, la tensión aumenta, se para la actividad digestiva, hasta la libido disminuye. Literalmente nos preparamos para luchar, huir o quedarnos parados; es esa respiración como hiperventilada.

Cuando te detectes así, amenazado muchas veces por tus pensamientos y te falte el aire, la receta es tomar unas respiraciones profundas, llenando bien el abdomen y el diafragma para entrar en calma y serenidad. Lo que hice yo ahora.

Como decimos en argentina: “hacer que llegue agua al tanque” u oxígeno al cerebro y los órganos, que en este caso, sería casi lo mismo.

Como verán, la emoción y la respiración tienen una relación directa. Cuando nuestra amígdala, que es la encargada de regular la emoción, dice que lo que está en el exterior o interior es peligroso, enviará señales que harán que la hipófisis genere cortisol y adrenalina, agudizando la sensación de estrés.

Ahora, si lo que percibimos en el exterior o interior es algo placentero, la información que enviará a través de la hipófisis hará segregar neurotransmisores GABA (de serenidad), serotonina y dopamina, que nos llevarán a un estado corporal tranquilo y relajado.

Por otra parte, la respiración consciente rápida, nos puede servir si en algún momento estamos muy bajos de energía, nos cuesta concentrarnos porque estamos muy relajados o con poca motivación. Podemos recurrir a ella para activarnos y concentrarnos más en lo que está afuera, prestar más atención y así aumentar la coherencia, la toma de decisiones, y el autocontrol social.

Parecido a cuando nos calmamos, pero activando otras partes del cerebro.

En distintos estudios se midió que el mero hecho de prestar atención a la respiración natural, hace que se activen las áreas que tienen relación con la percepción interna de nuestro cuerpo, órganos y pensamientos.

Por eso la atención plena, el mindfulness y la meditación nos ayudan a que tomemos consciencia de nuestro cuerpo, nuestro ser y nosotros mismos.

Enfocándonos en las percepciones internas en vez de las externas.

El gran secreto termina siendo, que con solo llevar la atención a nuestra respiración conseguimos una mayor consciencia de nuestro cuerpo y pensamientos.

Cuando detectemos algún pensamiento que nos está llevando a una respiración inadecuada, podemos ser conscientes para autorregularla. De esta manera estaremos controlando nuestras sensaciones físicas y nuestras emociones, tanto desde dentro para afuera, como al revés.

Con una respiración calmada podemos enviar información al cerebro, que la recoge como un símbolo de que estamos fuera de peligro, entonces el oxígeno se expande, habilitándonos para ver con mayor nitidez y hacer más conexiones entre todas las áreas cerebrales, lo que nos llevará a un estado más calmado donde podremos tomar decisiones más creativas, resolutivas, eficientes y claras.

Cuéntame, ¿cómo te va a ti respirando conscientemente?

Mi nombre es Jackie Delger y soy fan del cerebro.

@catadoresdeemociones

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